"Siempre, una y otra vez- me dijo mi amigo, con los ojos hundidos en las cuencas y bolsas rojizas bajo los parpados- sueño que me despierto y te cuento esto, me pesan los ojos y vuelvo a dormir.
Creo que está pasando de nuevo".
Mientras se dormía no le dije nada, pobre hombre con su cansado horror a cuestas, pero yo tengo tanto o más miedo que él.
Quizás solo soy el sueño de un moribundo.
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