miércoles, 6 de marzo de 2013

Confusiones:



Entre las miles de cosas que le reproché a Hugo Chavez en vida, hay una por la que le estaré siempre agradecido: le hizo entender a una gran parte de la población que tenemos una conciencia colectiva, y derecho a una voluntad colectiva, al deseo de ser nosotros por nosotros mismos, contar y crear con nuestras propias manos. Ayudó en gran parte a desmontar las grandes confusiones que nos imponen los dueños de las intrigas que nos han enseñado, sobre todo, a confundir nuestra prisión con la libertad.

En Venezuela hemos pasado muchos años confundiendo miles de cosas: hay quien confunde a sus amos con sus amigos, hay quien confunde a las ovejas con los lobos, la decencia y la mojigatería, el decoro y lo estéril ,  el amor y el desvelo, otros confunden la templanza y el desdén, muchos confunden las cadenas con la libertad y su voluntad con la del rebaño. A mi entender por mucho tiempo se ha confundido la palabra revolución con la revolución, hoy algunos confunden a Chavez con un muerto.

El cuerpo se cae como todo lo que alguna vez se tuvo en pie, los hombres se apagan y se ponen grises hasta fundirse con la tierra, los hombres que caminan y se equivocan y yerran, a veces horriblemente. quisiera creer que ahora que no hay confusión posible, que el cadáver de un hombre como tantos se pone gris lentamente, no confundamos la descomposición  de la carne con la descomposición de las ideas, errar con nuestras manos es mucho mejor que equivocarnos en nombre de verdades ajenas.

Chavez el hombre se muere como corresponde a todos los hombres, vivió con aciertos y tristezas como corresponde también. Aquí quedamos los vivos, de quienes espero no confundamos el futuro con el pasado, el porvenir con el retroceso, sino que en este momento de claridad innegable no demos marcha atrás hacia la comodidad del corral y sigamos prefiriendo abrir nuestro camino, incierta y humanamente propio.

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