martes, 18 de diciembre de 2012

ESTÁTICA


El mundo es plano como una calabaza, una estrella rota hirviendo bajo el mar.
el cielo de papel maché, con bolitas amarillas y azules y rojas de celofán que los dedos inexpertos de un niño de preescolar han pegado al azar.

La era digital ha ido suprimiendo los sonidos de la tecnología:  inaudibles se pasean los bits, sordomudos y frenéticos por sus callejuelas de sílice. No suena el disquete de 3 1/2 escribiendo su misero 1.44 mb de información,  el módem no ocupa la linea telefónica con su crujir de hormigas de cristal, con sus campanas de magnético tañer.

La velocidad de la luz intenta con las mejores intenciones recordarnos la existencia de mundos lejanos, que fracaso estrepitoso sin embargo, ni todos sus kilómetros ni su único segundo ni sus incontables años de practica y esfuerzo son capaces de vincularnos en el instante, vemos hoy la luz que brillo en la infancia de nuestros abuelos, siguen llegando reflejos de estrellas moribundas eones atrás.

Aunque recuerdo el gesto soy incapaz de reproducir el giro de la muñeca con el que se cambiaban los canales de un televisor, apenas como un eco atisbo el clac-clac de la manecilla enturbiando cada señal.

Entre gesto y gesto una exhalación de estática, mas clac-clac y canales vacíos de ruido fluctuante, en esas lineas infinitamente variables está el sonido de las estrellas, viajando trillones de kilómetros como eco a través del vacío.

Mucho peor que ver el titilar de luces como la fotografía de un muerto sobre una repisa polvorienta es escuchar los murmullos de su  agonía, suspendidos en el infinito como una letanía de sombras que se resisten a desparecer, o a dejarnos olvidar

O quizás la estática sea el sonido que el niño hace al arrugar el papel celofán,  hacerlo bolitas y pegarlos al azar en el infinito.



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