domingo, 22 de febrero de 2015

Cuatro Preguntas

Las tonadas son cantos de trabajo que se balancean entre la tristeza y la esperanza, las más bellas me resultan los cantos de ordeño donde se llamaban a las vacas cantando para ordeñarlas y en cada verso pueden olerse los pastizales, la pobreza, el barro, el sudor y la belleza.


Los dos instrumentos musicales que más me suenan a Venezuela son el cuatro y la bandola, el cuatro es llamado así por su numero de cuerdas, es de caja pequeña y sonido dulce y ronco, a quien no lo conozca le parecera un ukelele grande, pero su sonido es más recio, sobrio y melancólico, también goza de un repertorio y una ejecución más desarrollada.



La bandola es similar en aspecto y sonido al laud palestino, y aunque en el cápitulo se le escucha meloso y triste (en una pieza extraordinaria de Ismael Querales) su punteo es más bien sinónimo de algarabía y vivacidad.


 Las tropas que bajo el mando de Simón Bolivar libertaron 5 países americanos y terminaron con la presencia española en suramerica quizás encontraron su mayor prueba no en el sable del enemigo sino en el paso de los andes, miles de hombre empobrecidos y harapietons cruzando las cumbres heladas solo para batallar al descender, en los siglos de guerra se le huye a la muerte para poder ir a su encuentro. Fue en el Chimborazo, la cima más alta del actual Ecuador, que Bolivar tuvo un celebre delirio y el padre tiempo le anudo la memoria y le hizo adicto a la esperanza.

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